Conocemos la teoría de los frameworks ágiles que existen en la actualidad de las diferentes empresas, seguro te has cruzado con algunos como: SAFe, SCRUM , Kanban, XP, entre otros. Pero, realmente conocemos lo que verdaderamente mueve la aguja del éxito cuando desarrollamos un equipo en metodologías ágiles?
En este pequeño espacio hemos resumido las 3 principales claves, dentro las muchas existentes, del éxito en el desarrollo de un equipo y proyecto en agilidad:
Cultura Viva:
No importa si tu equipo está conformado por 3 personas o es una tribu que desarrolla iniciativas de +50 personas en un mismo equipo. La cultura debe ser creada en conjunto a través de dinámicas que permitan a todos formar parte del desarrollo o sentirse identificados con los resultados. En este ejercicio, se debe permitir al equipo retar cualquier variable que los involucre, inclusive pudiendo cuestionar hasta el horario de trabajo de la empresa. Una buena práctica es considerar al equipo como una unidad independiente para poder quitarle restricciones de la empresa o el área organizativa
Framework como Guía y no como Obligación:
Hemos visto más de un equipo querer ser el “equipo ideal” aplicando al pie de letra las formas de trabajo escritas en la metodología y las pautas que dejan los diferentes framework, pero esto usualmente ha fallado como intento de aplicar agilidad, ya que le quita la flexibilidad al equipo de desarrollarse como mejor gusten. En muchos proyectos recomendamos incorporar distintas buenas prácticas de múltiples frameworks para asegurar crear la mejor versión del flujo del equipo de manera específica al proyecto y contexto
Enfoque al Valor:
Cuando estamos empezando en un equipo ágil es muy fácil pecar en asegurar la operativa y dejar de lado la estrategia. Por eso, nuestro primer paso antes de desplegar un equipo ágil, es saber a donde queremos que vaya. Una forma muy eficiente de trabajar esto es mediante OKR´s (Objectives and Key Results), los cuales enfocan el esfuerzo diario del equipo hacia los objetivos trimestrales de la empresa; midiendo, evaluando y mejorando a un ritmo de 2 semanas promedio para asegurar alcanzar las metas de negocio.
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